sábado, 29 de septiembre de 2007

La cruz que cargamos.


Por: MO7



Educare, proviene del latín que significa formar, instruir. No se concibe una educación integral sin formativa social-cultural o sin instrucción de conocimientos y desarrollo de habilidades. Por desgracia la educación se ha confundido con la instrucción en el más abstracto de los conceptos, mientras que la simplicidad es tan clara: La educación acciona en una formativa social y afecta mediante una instrucción, metafóricamente hablando podríamos decir que se trata de una balanza que es sensible a la menor variación en la equidad de proporción que debe existir en ambos lados, tanto en la formativa como en la instructiva. La realidad cotidiana nos desafía burlándose en nuestras caras, retándonos a solucionar dos problemáticas que se amalgaman fuertemente e impiden el equilibrio integral haciendo de la educación una comedia acida de la cual no pienso reír más. En la familia se inicia desde edad temprana la formativa del pequeño, y con ella un conjunto de valores que en teoría deberían de fomentar una conducta social que le permita interactuar sin problemas con
el resto de los individuos en su entorno, sin embargo y por desgracia esto no es congruente en nuestros días, al contrario, pareciera ser que la conducta de las personas va en retroceso formativo mientras crecen, cada vez hay mas violencia, mas desorden, los valores que parecieran haberse enseñado no perduran en el accionar de una sociedad que grita y pide de manera desesperante una solución a sus problemas como la discriminación racial, el abuso de autoridad, la corrupción, y demás fenómenos sociales que año con año son mas comunes en los países globalizados.

Por otro lado, estos países cada año invierten mas y mas en infraestructura y tecnología para la educación, de manera que pretenden lograr una educación integral colmando de recursos a un aparato educativo que no hacen mas que generar individuos “autistas”, sin capacidades de raciocinio, instruidos de una manera estúpida y retrograda, se les enseña a estudiar para pasar exámenes, y no a desarrollar conocimientos en base al entendimiento y comprensión de problemáticas, por el contrario se vuelven autómatas que memorizan grandes cantidades de datos o en su defecto no memorizan nada, de esta manera el alumno va avanzando en su “educación” inmerso en un proceso de enseñanza / aprendizaje rudimentario y que alberga muchísimos paradigmas, en esto invierte los impuestos el gobierno que al verse en evidencia hace uso de discursos idiotas y rimbombantes para dar a conocer las obscenas cifras invertidas en educación, que en lugar de aplaudir estúpidamente debiéramos comprender que se esta tirando a la basura esfuerzo y tiempo mal enfocados, de esta manera la enseñanza de conocimientos se ve también claramente en un estancamiento. Es fácil decir al ver el panorama que la educación en México es un fracaso, sin embargo hay que ser prudentes y reconocer que no se fracasa si no existe un comienzo, lo cual nos lleva a replantear ideas y retroceder en el tiempo buscando un comienzo que nos de respuesta al porque de nuestra realidad.

Retrocediendo en el pasado, prehispánico para ser exacto, los nativos de estas tierras eran sociedades claramente establecidas y regidas por una serie de reglas implícitas en sus creencias, una de las mas avanzadas era la cultura azteca la cual estaba marcadamente divida en clases sociales, esto se veía reflejado en la educación que recibían, los hijos de los militares, sacerdotes y nobles asistían a una escuela llamada calmecac donde se les enseñaba ciencias, religión y se les entrenaba en estrategias militares. Por otra parte los hijos del resto de la población asistían al telpochcalli, donde la educación se basaba en la realización de tareas arduas y extenuantes como reparación de templos y servicios a la sociedad, además de adorar a sus dioses debían de trabajar la tierra y cosechar sus propios alimentos. Nuestra sociedad desde sus raíces siempre ha estado dividida en clases sociales hasta hoy en día, y eso es una clara limitante de la educación integral, después de la llegada de los españoles, mediante reprimendas, golpes y asesinatos en publico a todo aquel que no aceptara la palabra del señor, se logro que nuestro pasado fuera casi borrado de nuestra memoria, y suplantado por una educación eclesiástica dirigida por sacerdotes que se encargaban de enseñar basándose en algo llamado biblia, donde contenía y aun contiene la vida y obra de un tal Jesús, el cual resumida la historia fue asesinado por el mismo pueblo que un día lo alabo, por ello, arrepentidos de sus actos estos sacerdotes se ofrecieron a llevar el testimonio de este suceso por todo el mundo incluido nuestras ricas en oro y hermosas tierras, por supuesto que dicho peregrinar cuesta, así que estaban dispuestos a que les diéramos lo que fuese nuestra voluntad, en este caso todo, porque éramos unos barbaros y lo mas importante es que debíamos ser “civilizados”.

Fue en este punto donde la educación tomo un giro “divino”, pero poco cambio en realidad, seguía existiendo división social puesto que aun había clases que distinguir, sin embargo este cambio unifico al pueblo indígena que ahora en su totalidad era oprimido y educado bajo las normas de la iglesia, así fue como los mexicanos adoptamos una religión que se encuentra arraigada en nuestra cultura, que para empezar fue impuesta y poco a poco aceptada por las generaciones futuras, esas son las raíces de nuestra educación, lo primero que aprendimos (a madrazos) como seres civilizados fue a rezarle a un ser moribundo y curiosamente ensangrentado, postrado en una cruz, mejor dicho bestialmente clavado y agonizando en una cruz, de nombre Jesús. Este es nuestro comienzo educativo, porque del otro ya nadie se acuerda, incluso es causa de discriminación, lo poco que nos queda de nuestras raíces verdaderas se encuentran en las sierras y pueblos otomíes, huicholes y cuando los vemos contrastantes en las calles no falta en estos días un estúpido que haga burla de ellos. Si bien es cierto que desde un principio hemos estado divididos y que hemos sido educados por culturas ajenas a la nuestra, no justifica la existencia de nuestro pasivo y nefasto conformismo con la realidad actual, no justifica que no hagamos nuestro mejor esfuerzo por lograr no solo una educación integral sino también de calidad. Es obvio que son dos batallas en una sola guerra, la formación social-cultural en la familia y la responsabilidad del gobierno por mejorar los esquemas educativos, ambos dependen de nosotros sin excusas. Pero como pretender un cambio masivo en una sociedad que ha desarrollado la capacidad de engendrar seres de conducta semejante o peor a las actuales, como pretender una reforma educativa por parte de un gobierno que se orina y se caga sobre la palabra democracia, un gobierno corrupto hasta los huesos, una juventud estereotipada por modas estúpidas, insegura, incapaz de tomar decisiones, conformista con el papel que juega en la sociedad, ninguno, como esperar un cambio verdadero con una niñez enajenada y programada por las idioteces que salen en televisión y peor aun como reprocharles cuando sean adolecentes el abuso del alcohol, si desde pequeños crecieron con spots televisivos, y demás propagandas lucrativas que casi ponen una cerveza en nuestra mano, no, no es el diablo el enemigo, ni mucho menos la tv, ni los empresarios cerveceros o de medios de comunicación, después de todo es negocio y además es rentable, el problema radica en nosotros, en la cultura que nos identifica, en la educación que nos hace falta, esa que no se aprende, se mama directamente desde el ceno familiar. Sin embargo hemos creado con el tiempo una especie de filosofía que se encarga cotidianamente de educar generación tras generación “niños sin cerebro” pasivos, amigos fieles del televisor que evolucionan en adolecentes confundidos y conflictivos, deseosos de tragarse el mundo a puños, estos a su vez se transforman en una juventud que resignada a no recuperar el tiempo perdido acepta y adopta una vida adulta tradicional, colmada de problemas económicos y conflictos familiares que ayudan a crear las circunstancias oportunas y exactas para gestar la nueva generación, por ultimo en el olvido de la vejes, madurez adulta o como quiera llamarle, muere por causas naturales o peor aun por toda la porquería que se metió cuando era joven, el caso es que muere con la impotencia de gritar a las futuras y cada vez mas estúpidas generaciones una solución a la realidad social, frustrado, impotente, cansado, madreado, finalmente muere sin ser escuchado, en estos días ya nadie escucha ni a los viejos ni a los jóvenes, ese es solo uno de nuestros problemas.

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